Subir el Chirripó: lo que llevé, lo que aprendí y lo que la montaña me enseñó

Mi experiencia subiendo el Chirripó sin tour, con lluvia, cansancio y gratitud. Lo que llevé, lo que aprendí y cómo la montaña me enseñó a disfrutar el ritmo lento y dejarme ayudar.

Junio me recibió con su lluvia inconstante, esa que moja sin avisar y a la vez limpia.
Había escuchado tantas versiones del Chirripó: que era durísimo, que se sufría, que era solo para gente muy preparada. Pero decidí subir con la mente en blanco, sin medir tanto, sin esperar nada más que dejar que la montaña me mostrara lo que quisiera.

Era temporada lluviosa, y el camino estaba cubierto de ese verde que parece multiplicarse con el agua. Entre el sonido de los pasos y la respiración, la desconexión fue inevitable. Allá arriba no hay señal, ni prisa, ni distracciones: solo vos, la montaña y el ritmo que se acomoda al cuerpo.

Cómo planear el ascenso (sin tour)

Organizar el ascenso no es complicado, pero sí requiere atención y tiempo.
Lo más importante es reservar el permiso de ingreso al Parque Nacional a través del sitio oficial del SINAC: https://serviciosenlinea.sinac.go.cr. Los espacios se agotan rápido, así que hacerlo con antelación es clave.

Una vez tengas la admisión, podés reservar el hospedaje y alimentación en el sitio del consorcio que administra el refugio: https://chirripo.org/servicios.

  • 💰 Hospedaje: ₡20,847 por noche

  • 🍽️ Comidas (desayuno, almuerzo, cena): ₡22,166 por noche

Todo vale cada colón: la comida es deliciosa (las albóndigas aún viven en mi memoria) y las camas, mucho más cómodas de lo que uno espera en la cima de Costa Rica.
El día antes del ascenso, hay que presentarse en las oficinas del SINAC en San Gerardo de Rivas antes de las 4:00 p.m. para reportar ingreso y confirmar el menú.

Nosotros llegamos un viernes en la tarde, dormimos en el Hotel Uran —justo frente al sendero— y al día siguiente comenzamos a caminar a las 5:30 a.m. No llevábamos guía. Los senderos están muy bien marcados, y hacerlo por cuenta propia reduce costos y te permite ir a tu ritmo.

Qué llevar

Subir el Chirripó no se trata de llevar más, sino de llevar mejor.
Yo cargué mi propia mochila, así que la ligereza era prioridad.

🧥 Ropa

  • Pantalón impermeable (el mío, de Decathlon, me salvó del barro por ₡5,000).

  • Camisa sintética de manga larga con protección solar.

  • Fleece ligero y jacket impermeable tipo Gore-Tex.

  • Bandana para el frío y gorra para el sol.

  • Medias de merino y hiking boots Salomon (las mías tienen más de 5 años y siguen firmes).

Para dormir en el refugio:

  • Licra térmica, base de merino, jacket de plumas y medias calientes.

🎒 Equipo básico

  • 1 botella Nalgene con hidratante natural (agua con limón y sal).

  • Foco frontal, cobija térmica de emergencia, guantes (no los usé, pero mejor tenerlos).

  • Medicamentos personales, cepillo de dientes y una cuchilla pequeña.

  • 1 bastón (camino con uno solo, me gusta tener una mano libre).

🍫 Comida y snacks

  • Dos colados de bebé Heinz (mi shot favorito de energía).

  • Dos barras de proteína y gomitas para el camino.

  • Pastillas de hidratación o electrolitos.

  • (Lo que no repetiría: las barritas muy dulces y los snacks para picar en la noche. La comida del refugio es suficiente y deliciosa).

  • 1 bastón (camino con uno solo, me gusta tener una mano libre).

Mi experiencia en el ascenso

Comenzamos la caminata con la primera luz del día, a las 5:30 a.m.
El aire olía a tierra mojada y café reciente. Paramos a comer algo en el kilómetro 7, donde también se puede recargar agua. Llegamos al albergue alrededor de las 11:30 a.m., almorzamos, descansamos un poco y a las 2:00 p.m. emprendimos el ascenso a la cumbre.

Duramos hora y media subiendo, sin prisa. De regreso, la lluvia nos alcanzó.
Bajamos a paso constante, sin apuro, y al día siguiente regresamos al punto de partida a eso de las 12:30 p.m. A las 5:00 p.m. ya estábamos en San José, tomando café y tratando de procesar lo vivido.

Más que cansancio, sentí gratitud.
Cada curva del camino me recordaba lo simple que puede ser la vida cuando uno la deja fluir al paso de los propios pies.

Lo que la montaña enseña

El Chirripó me enseñó que está bien dejarse ayudar.
Antes de llegar a la cumbre, ya cansada, le dije a Dani que quería devolverme. La cima se veía tan lejos. Me ofreció cargar mi mochila ese último tramo, y acepté. Fue un acto pequeño, pero me cambió el ritmo y el ánimo.
A veces no se trata de ser fuerte, sino de permitir que alguien te aliviane el peso por un rato.

También aprendí a no juzgar el camino ajeno.
Ese día vimos a un chico subir en silencio, con un bulto enorme. No paró a comer, siguió bajo la lluvia y llegó al refugio pasadas las 8 p.m. sin hospedaje. Muchos lo criticaron por irresponsable, pero yo solo pensé:
cada quien carga su propia montaña, visible o no.

Consejos finales para tu primer Chirripó

  • Reservá con tiempo (meses si es posible).

  • Prepará tus piernas, pero no te obsesionés con el rendimiento.

  • Llevá ropa impermeable, liviana y de secado rápido.

  • Hidrátate bien y comé ligero en el camino.

  • Avisá siempre que vas a salir o subir a la cumbre.

  • Y sobre todo: disfrutá el trayecto.

La montaña no premia la velocidad, sino la presencia.

Subir el Chirripó no fue solo alcanzar una cumbre, fue entender que la desconexión también puede ser un acto de encuentro.
Que a veces lo que más necesitás está justo donde el celular no suena y el cuerpo se rinde un poquito para abrirle espacio al alma.

Caminar despacio, mirar alrededor, dejarse ayudar.
Así se sube el Chirripó. Así se sube cualquier montaña.

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